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martes, 20 de septiembre de 2011

Pagar la renta

Por: Lic. Cristina López*


Una cita de G.K. Chesterton comúnmente parafraseada es “la mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de lo sublime y no darse cuenta”. 

Es la tragedia del ser humano,el ser tan adaptable. Nunca deja de ser cierto que a todo se acostumbra el hombre, y como buena comprobación de la teoría microeconómica,las cosas impresionantes y sublimes se nos van haciendo rutinarias y mundanas, cual ejemplo de los beneficios marginales decrecientes. Cada día apreciamos menos una puesta de sol, un bosque virgen, un par de metros de pasto verde, un estanque de agua clara. Damos por sentado el aire fresco y el cielo despejado, sin pensar en lo que vale y sin apreciarlo, agradecidos. 

No es noticia que la población aumenta en determinados continentes, y con ello, el uso de los recursos de los que muchos se creen merecedores sin costo alguno. Comienza a crearse conciencia del abuso del medio ambiente, por lo menos en diversos estratos culturales y sociales.

Muchos se hantomado a pecho la fiebre ambientalista, y ahora ser “verde” es hasta chic y glamoroso. No faltan los políticos que haciendo gala de su conciencia ecológica se han vuelto estrellas ganadoras del Oscar por sus trabajos de propaganda ambientalista. Superficialidades aparte, y a pesar de la nobleza de sus intenciones, es importante darse cuenta, que muchas veces las propuestas ecológicas tienen muy poco de antropológicas: en el celo por salvar osos polares y forzar a los países en invertir en energía “limpia”, se olvida que hay poblaciones enteras en los países en desarrollo que no tienen energía, ni limpia ni sucia, y que la energía verde es menos accesible económicamente.

Al Gore recién clausuró su rally mediático “24 hours of reality”, para concientizar sobre la realidad del cambio climático, oportunidad que aprovechó para despotricar en contra de las energías “sucias” y para pedir la intervención de todos y cualquier organismo gubernamental o internacional hacia la implementación de un tope en  as emisiones de carbono producidas por los países y las compañías.

El problema es que, al seguir poniendo las soluciones en manos de gobiernos y culpando compañías, se continúa alejando la responsabilidad individual de las personas:las personas son, como consumidores, quienes deciden qué compañías se volverán grandes productoras y cuáles irán a la quiebra, através de sus preferencias en el mercado.

Por lo tanto el enfoque de las personas que conocen a profundidad “la verdad” sobre el estado del cambio climático, debería ir orientado a educar más a los consumidores, sobre las compañías con mejores prácticas ambientales y a exigir menos de las compañías y gobiernos.

Afortunadamente, cada vez hay más organizaciones ambientalistas enfatizando enla responsabilidad individual, con el enfoque de qué puede hacer una persona para contribuir al combate de la “crisis climática”, en vez de exigir de los gobiernos medidas que implican impuestos escondidos, encareciendo productos y servicios, y que  tampoco se traducen en un cambio real con respecto al problema.

Hay que cuidar el mundo, porque es la única manera de pagar la renta del increíble lugar que Dios nos ha dejado en alquiler, pero nunca debería la conciencia ambientalista, obstaculizar el desarrollo: no se puede, por estar a favor del ambientalismo, empezar a ir en contra del ser humano. 

*Columna publicada en El Diario de Hoy, edición 18 de septiembre de 2011.

lunes, 12 de septiembre de 2011

A celebrar la (nueva) Independencia

Por Lic. Carlos Alberto Guzmán*
Este 15 de septiembre celebraremos el 190º aniversario de la Independencia de Centroamérica del Reino de España, y entonces, es válido reflexionar ¿cómo queremos celebrar el Bicentenario?
Para contestar esta pregunta, me permito recordar las palabras de Óscar Arias (expresidente de Costa Rica): “Casi dos siglos después que los países de América Latina consiguieron su independencia de España y Portugal, ninguno de ellos es verdaderamente desarrollado”.
Hoy en día, la problemática situación de El Salvador es evidente. Numerosos informes detallan la gravedad de los distintos problemas, por ejemplo los Informes de Coyuntura de FUSADES. Además, esta imagen del país es recogida en estudios internacionales, tal como el Informe de Competitividad Global 2011-2012, elaborado por el Foro Económico Mundial. Dicho estudio mide anualmente los factores que inciden en la competitividad, que tiene una relación directa con la prosperidad y el bienestar de los ciudadanos. Los resultados son desalentadores, ya que el país continuó el retroceso en posiciones, pasando de la posición 77, en 2009, a la 91 de 141 países analizados en esta edición. En comparación con América Latina, se advierten atrasos en la innovación y deficiencias institucionales. Los primeros atrasos son originados por la baja posición de la calidad del sistema educativo en general y la calidad de la investigación científica; y las deficiencias son debido a la falta de confianza en el sistema político y los costos de la inseguridad y el crimen organizado, con el puesto 141 de 141 países.
Entonces, definitivamente, muchas cosas siguen saliendo mal en El Salvador. Y continúa Óscar Arias: “¿Dónde estuvo el error? ¿Qué salió mal? Muchos, en la región, responden a estas preguntas con las teorías de conspiración o excusas autocompasivas (...) echan la culpa del subdesarrollo a otros en lugar de a la propia América Latina”, y en nuestro caso a El Salvador. Por ejemplo, el puerto de La Unión se había convertido en el estacionamiento más grande del país debido a la parálisis del sistema político para otorgar la concesión, hasta recién esta semana que se aprobó el decreto respectivo.
Entonces, ¿cuál es la solución? Según el autor comentado: “Los latinoamericanos debemos mirarnos en el espejo y enfrentar la realidad de que muchos de nuestros problemas no residen en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos”. Precisamente, al reconocer que somos causa de nuestros problemas se abre la oportunidad para superarlos. La tarea es compleja pero no imposible, solamente una vez más debemos poner la fe en las mismas palabras que acompañan nuestra bandera en este mes de Independencia: Dios Unión Libertad.
Tal como hace casi 200 años, numerosos ciudadanos de distintos orígenes, razas y profesiones se unieron para desafiar al régimen y rebelarse frente a las ideas vigentes; ante nosotros yace la oportunidad perfecta para realizar otra independencia, esta vez, de la pobreza, la delincuencia, la corrupción, entre otros males. Es el momento para protestar por un mejor país, para “portarse mal” ante la sociedad. No existen recetas mágicas, sino un camino de responsabilidad y trabajo individual y colectivo, con la plena convicción que un mejor El Salvador es posible y necesario.
Les pido que mientras celebremos estas fiestas cívicas, rodeados del azul y blanco, reflexionemos sobre el Bicentenario y las acciones concretas que cada uno puede realizar para ganar una nueva Independencia.
*Columna publicada en La Prensa Gráfica, edición 11 de septiembre de 2011.

En caída libre

Por: Lic. Cristina López*

Hace unos días se publicó el reporte del Índice de Competitividad Global que cada año emite el Foro Económico Mundial. En el reporte, buscan calificar el ambiente de negocios y la competitividad de más de 130 economías alrededor del mundo. El propósito es identificar con qué ventajas e impedimentos cuenta el crecimiento económico nacional.

En El Salvador, los indicadores económicos continúan la tendencia que han venido experimentando en los últimos años: en caída libre. En el reporte 2011-2012, nuestro país se encuentra en la posición 91, de 141 economías analizadas. Con respecto a años pasados hemos caído casi diez posiciones. Como el principal problema que atenta contra nuestra economía se cita el crimen y la delincuencia: dentro del ranking, en los puntos específicos del crimen organizado y el costo del crimen en los negocios, nos llevamos la última posición.

México, con problemas similares de delincuencia, ha experimentado uno de los más grandes avances en el ranking dentro de la región, moviéndose ocho posiciones hacia arriba. Lo anterior no se debe únicamente a la especial protección de la Virgen de Guadalupe: México ha logrado mejoras regulatorias que facilitan el emprendedurismo, reduciendo el número de pasos necesarios y acortando el tiempo requerido para abrir un negocio.

De lo anterior puede concluirse que, si bien el complejo azote del crimen no es un problema que va a solucionarse de la noche a la mañana, sí hay pasos que podrían dar nuestros gobernantes para que no se ahogue por completo la economía nacional. 

A nivel regional, Panamá ya entró al club de las primeras 50 economías en el ranking de competitividad global, gracias a la eficiencia de sus mercados financieros y su destacable dinamismo tecnológico. Ayuda muchísimo a su pujante economía la calidad de su infraestructura portuaria, dato que debería inspirar a nuestros gobernantes para dar los pasos necesarios hacia la activación del Puerto de La Unión, triste monumento a la negligencia gubernamental y al poco interés de nuestros populistas de turno en beneficiar realmente a la población. Honduras ha presentado una leve mejoría, y junto con Guatemala ha dejado atrás en el ranking a El Salvador, posiblemente gracias a la imagen que se ha esforzado en forjar el gobierno de Honduras, de apertura a la inversión extranjera y de políticas de respeto al sector privado.

Políticos que se autodenominan “pragmáticos”, probablemente pondrán poca atención a las calificaciones del Índice de Competitividad Global, a pesar de que son directamente calificaciones de su desempeño y el reflejo de su interés en el desarrollo de la economía nacional. Algunos dirán que “de números y porcentajes no come la gente”, y sin embargo, son los factores que hacen que estos números y porcentajes caigan en picada los causantes de que haya hambre o desempleo. Muchos dirán que nada puede hacerse al respecto del tema de seguridad debido a la falta de recursos, mientras hipócritamente se despilfarra en temas no prioritarios y populistas. 

Y mientras tanto, los índices continuarán cayendo, reflejando la economía y las posibilidades de desarrollo de nuestro país, de las que tristemente, sí come la gente.

*Columna publicada en El Diario de Hoy, edición 11 de septiembre de 2011.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Oportunidades en el Reino de Suecia


Por Lic. Herman Duarte*
El cumplimiento del derecho a la autodeterminación personal es necesario para la dignificación de la persona humana. Dentro de las vertientes en la cual dicho derecho se manifiesta se encuentra la opción de cada quien para elegir la profesión que considere mas útil para su desarrollo personal y poder practicar dicha vocación.
Sin querer encontrar culpable en: Gobierno, por cierta hostilidad hacia el sector privado, y una inexistente orientación vocacional para sus habitantes; Empresa privada, por falta de coordinación con el gobierno en diferentes materias, por no retribuir se como debería a sus empleados.
Las condiciones económicas actuales claramente marcan una época difícil, con limitadas oportunidades, y con una sobrepoblación de profesionales (y no profesionales) que están destinados al subempleo, o al agobiante desempleo.
En aras de que cada persona pueda elegir lo que considere más conveniente para su realización personal (y en definitiva, para su núcleo familiar) es importante poner sobre la mesa diferentes opciones que se encuentran disponibles, aun si ello implica trasladarse a un sol forastero.
Una de esas opciones se puede encontrar en el Reino de Suecia, país donde además de estar adornado por habitantes estéticamente perfectos, prima un sentimiento de solidaridad, tolerancia hacia la diversidad (discriminación inexistente me atrevería a afirmar), y en definitiva, donde existen muchas oportunidades que en nuestro Pulgarcito, actualmente, no existen.
Esto lo digo con propiedad, ya que tuve la oportunidad de vivir en ese país durante el tiempo que cursé estudios de posgrado (subsidiado por el gobierno sueco, la educación al igual que la salud es prácticamente gratis).
El Gobierno sueco, en publica el listado de profesionales que escasean en el nórdico país. El listado es tan variado y extenso, que pasa desde la necesidad de médicos, dentistas, ingenieros, taxistas, panaderos, carpinteros, etc... ofreciendo una gama de oportunidades para una variedad de profesiones.
La idea detrás de publicar el listado es que aquellas personas que consideran cumplen con el perfil anunciado puedan postularse, y verse beneficiadas con la oportunidad de laborar y vivir en el Reino de Suecia.
El proceso tal como se explica en http://www.sweden.se es sencillo. Basta con recibir una oferta de trabajo por escrito, para luego inscribirse para un permiso de trabajo ante la Inmigración Sueca, al recibir el permiso en sede diplomática (El Salvador tiene un consulado y en Guatemala está la embajada) el beneficiado puede mudarse a Suecia.
A diferencia de otros países, Suecia promueve mantener intacto el núcleo familiar, por lo que aquel solicitante que se vea beneficiado puede optar mudarse junto a su familia (pareja e hijos menores de 21 años según aplique) de forma legal.
No conocer el idioma sueco no implica descalificación, ya que existen programas gratuitos de sueco que los “relocados” puedan capacitarse. Los invito a que revisen el sitio web y vean las ofertas que esa noble y bella tierra ofrece para el mundo entero.
*Colaboración para la Prensa Gráfica, edición 4 de septiembre de 2011. Miembro de ADESA, hd@hermandi.com