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lunes, 29 de agosto de 2011

Problemas institucionales afectan lo cotidiano


Por Lic. Oscar Pineda*

FUSADES presentó recientemente su Informe de Coyuntura Legal e Institucional, en el que hace un recorrido por los principales acontecimientos jurídicos e institucionales de los primeros seis meses de 2011. Tristemente para El Salvador, el irrespeto a la independencia de poderes, el desaprovechamiento de recursos como el puerto de La Unión, la tibieza y dualidad discursiva del Gobierno en temas de transparencia y la cada vez más escabrosa situación delincuencial donde el crimen organizado penetra los cuerpos de seguridad y las cárceles no dan para más, se articulan para empalidecer los esfuerzos de algunos buenos funcionarios y la lucha individual de tantos otros ciudadanos que buscan una mejor vida en un país a lo menos aceptable.

Los problemas enunciados necesitan alguna explicación para asimilar la magnitud de sus efectos en cada persona, en sus actividades cotidianas. Cuando se habla de irrespeto a la separación de poderes, vale concretizar en que la Asamblea Legislativa intentó limitar el funcionamiento de la Sala de lo Constitucional, la institución encargada de hacer respetar en última instancia los derechos fundamentales de los ciudadanos. Si se refiere uno a la falta de transparencia, significa la profusión de espacios para la corrupción y la desinformación del ciudadano sobre el quehacer público, lo que le dificulta decidir con propiedad múltiples asuntos.

Si se dice que hay un puerto sin aprovechar, significa que tenemos que pagar más impuestos para darle mantenimiento a algo que no produce nada, dejando de suplir otras necesidades como medicamentos. Si se dice que la situación de inseguridad es escabrosa, todos sabemos lo que significa: más homicidios, más robos, etcétera, con el agravante de que con las cárceles a tope, si no se hace algo, pronto el Estado habrá perdido la posibilidad, incluso discursiva, de amenazar con una pena el irrespeto a derechos fundamentales.

El informe de FUSADES también muestra algunos factores positivos, de los cuales muchos no se han concretado todavía. Se menciona por ejemplo el Asocio por el Crecimiento, una nueva modalidad de cooperación de Estados Unidos; la iniciativa de Ley de Asocios Público-Privados; la aprobación de algunas leyes de alto potencial, como la Ley de Ordenamiento Territorial; algunos esfuerzos de depuración en la PNC y en Centros Penales; así como una decidida participación de la sociedad en la defensa del sistema republicano, donde el poder del Estado se reparte entre órganos independientes para evitar abusos.

El Estado debe establecer condiciones como seguridad y estabilidad institucional para que los individuos se superen por sí mismos.

En El Salvador, por una u otra razón, eso no está sucediendo, y en cambio, se dejan muchos obstáculos para la obtención de beneficios por los pobladores. ¿Qué hacer entonces? Primero, seguir luchando para que el Gobierno cumpla con su función, seguir proponiendo alternativas, seguir protestando por las políticas que sean erráticas; pero sobre todo, continuar trabajando cada uno en lo suyo para generar desarrollo, porque que yo recuerde, nunca en El Salvador hemos hecho las cosas con panoramas demasiado límpidos y sin embargo todavía tenemos país.

El balance del primer semestre no es positivo, pero no hay lugar para el desánimo, porque ante el esfuerzo, avanzar es posible y ante el desaliento colectivo, la desmejora es francamente probable.

*Socio de ADESA. Publicado en La Prensa Gráfica, edición 28 de agosto de 2011.

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